Hay un momento —breve,
pero eterno—
en que los cuerpos dejan de ser cuerpos
y se vuelven lenguaje.
Te miro sin decirte,
pero todo mi ser te escribe,
como si mis dedos fueran tinta
y tu piel, un pergamino que tiembla.
No se trata de poseer,
ni de robar,
sino de encontrar esa rendija
donde el alma se asoma,
y juntos, descalzos de orgullo,
bailamos en la frontera
entre el abismo y la ternura.
Cuando toco tu centro
no toco carne,
toco historia,
toco memorias selladas,
huracanes dormidos,
y ese grito ahogado
que solo el amor verdadero
puede volver canto.
No busco el gemido como trofeo,
ni la entrega como conquista.
Busco el temblor sagrado
que nace cuando confías,
cuando no temes caer
porque sabes que aquí,
entre mis brazos,
todo lo roto también se celebra.
Y cuando llega ese instante —
agua, fuego, raíz, viento—
en que la respiración se confunde
con la plegaria,
te miro,
te respiro,
te guardo.
No por el éxtasis,
sino por el milagro
de ver florecer tu alma
dentro de la mía.
Explicación del poema:
Donde Tiemblan los Silencios es una exaltación poética del amor íntimo como acto de entrega y conexión profunda, no como conquista. Inspirado en la intensidad del placer compartido, el poema trasciende lo físico y se adentra en la dimensión emocional y simbólica del deseo. A través de imágenes sensoriales y una voz apasionada pero respetuosa, se explora la belleza de la vulnerabilidad y la autenticidad en la intimidad. La esperanza vibrante reside en esa unión espiritual donde ambos se reconocen, se respetan y se trascienden.
Prompt para la imagen:
Una escena poética y simbólica de dos figuras andróginas entrelazadas bajo un cielo estrellado, sus cuerpos iluminados por una luz cálida que emana del centro donde se tocan. Alrededor, el ambiente es etéreo, con flores que se abren, agua suspendida en el aire y hojas flotando suavemente. No hay vulgaridad, solo arte y emoción: sus almas parecen fusionarse en una danza de energía. Estilo artístico: ilustración digital de tonos suaves, con toques de surrealismo y lirismo visual.