
Si tuviera que nacer otra vez,
no pediría menos heridas,
sino memorias más dulces entre sus bordes.
No borraría los caminos que me dolieron,
solo caminaría con los ojos más abiertos,
como quien aprende
que hasta las piedras enseñan.
Volvería a amar con la misma intensidad,
pero me cuidaría un poco más al entregarme.
Me abrazaría más veces
en esos días en que el mundo no supo hacerlo.
Y dejaría volar el rencor
como se suelta una cometa rota.
No buscaría la perfección —nunca lo hice bien—,
pero sí buscaría menos prisas
y más atardeceres sin fotos.
Quizá lloraría igual,
pero sabiendo que cada lágrima
lava lo que el alma no puede decir.
Repetiría muchos errores,
porque algunos me hicieron mejor.
Y reiría más alto,
aunque nadie entendiera el chiste.
Sería la misma versión de mí,
solo que más despierta,
más presente,
más mía.
Explicación del poema:
Los Ojos Que No Cerré es una reflexión profunda y emocional sobre la vida, el amor y el aprendizaje personal. Inspirado en el deseo de una segunda oportunidad, no para cambiar el pasado, sino para vivirlo con mayor consciencia, el poema utiliza símbolos como caminos, piedras, lágrimas y atardeceres para representar las experiencias humanas universales. Equilibra melancolía y esperanza, mostrando que el amor —propio y ajeno— se cultiva también en los errores y los momentos olvidados. Invita a valorar el presente como una versión más sabia del pasado.
Prompt para imagen acorde con el poema:
Una figura andrógina sentada en la cima de una colina al atardecer, contemplando un sendero serpenteante lleno de piedras y flores silvestres. La figura tiene los ojos abiertos con una luz suave reflejando en ellos, como si viera tanto el pasado como el presente. A su lado, un cuaderno abierto con palabras que se desvanecen en el viento. El cielo está teñido de tonos cálidos, entre melancolía y promesa. Estilo artístico poético, con textura suave y atmósfera introspectiva.