El aroma de nosotros

Es mejor café para dos
que el eco hueco del hogar vacío,
donde las sombras de mis pasos
bailan en un vals sin compañía.

El vapor tibio de la taza
es más cálido cuando tus manos
sostienen mi invierno.
Y en el chisporroteo suave de la cafetera,
adivino las palabras
que nunca terminamos de decirnos.

Es mejor el silencio entre sorbos,
cuando el aire se llena del aroma de nosotros,
mezcla de dulzura y amargura,
como las horas que hemos deshojado juntos.

Tu risa es la chispa que ilumina
la melancolía de esta estancia,
donde antes la soledad
colgaba como un cuadro en la pared.

Es mejor el café para dos,
porque entre tus ojos y los míos
se tiende un puente invisible,
y el sabor de este instante
es más eterno que la tarde.

Aquí, en esta esquina del mundo,
la esperanza no está suspendida:
arde en cada sorbo compartido.
Y el aroma de nosotros
me recuerda que somos,
que aún estamos.

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