33 –

(Cuando las palabras no encuentran refugio y la distancia se siente aún en la cercanía.)
Te hablo en la penumbra,
pero solo me responde el silencio.
Tu sombra sigue aquí,
dibujada en la tibieza de las sábanas,
pero tu alma parece lejos,
en otro tren, en otro viaje.
Las noches se alargan en vacíos
que antes llenaban nuestras risas.
Las palabras se tropiezan,
se deshacen en susurros
que mueren antes de tocar tu piel.
Dime, amor,
¿cuándo el tiempo nos hizo extraños?,
¿cuándo tu voz dejó de ser abrigo
y se convirtió en eco?
Aún nos queda el roce,
el roce de costumbre,
el roce sin alma.
Y en la penumbra de este túnel,
solo el silencio nos responde.