
En la quietud de la noche desnuda,
donde el tiempo se desangra en susurros,
te busco sin nombre, sin forma,
como quien persigue un eco entre sombras.
Eres la brisa que no puedo tocar,
el latido oculto tras las montañas,
un reflejo fugaz en el río oscuro
que me devuelve pedazos de mí.
A veces pienso que eres una estrella apagada,
una luz que duerme bajo el polvo de los siglos;
otras, creo que vives en cada amanecer,
en esa primera caricia dorada del alba.
Pero siempre estás ahí,
invisible como el aire,
presente como el dolor,
eterno como la sed de un corazón que late.
Cuando todo parece caer,
cuando el mundo es solo un abismo hueco,
yo levanto mis ojos hacia el cielo vacío
y encuentro tu silencio lleno de promesas.
No te necesito para vivir,
pero te necesito para soñar.
Y en ese sueño,
somos infinitos.
Explicación del poema:
Este poema explora la dualidad de la ausencia y la presencia emocional, entrelazando melancolía con una esperanza casi mística. La voz narrativa evoca la búsqueda de un amor universal, que puede ser tanto una persona, un recuerdo o incluso una conexión abstracta con algo más grande que uno mismo. A través de símbolos como las estrellas, el alba y el río, se crea una atmósfera que conecta lo tangible con lo intangible, invitando a los lectores a reflexionar sobre sus propias conexiones emocionales profundas. La estructura onírica y sensorial permite que cualquier lector, independientemente de su género o edad, pueda identificarse con la experiencia de añoranza, gratitud y esperanza que transmite el texto.
Prompt para crear la imagen acorde con el poema:
«Crea una escena nocturna surrealista donde una figura solitaria está parada junto a un río oscuro y sereno, cuya superficie refleja fragmentos de estrellas titilantes y un cielo pintado con tonos profundos de azul y púrpura. En el horizonte, apenas visible, un amanecer comienza a iluminar el contorno de montañas distantes, mezclando rayos dorados con la penumbra. Sobre la cabeza de la figura, las estrellas forman una constelación que dibuja la silueta de un corazón humano, mientras una suave brisa invisible agita el paisaje, infundiendo una sensación de calma y anhelo.»