
Camino entre las sombras del deseo,
allí donde florecen las cosas que no se dicen,
y el aire huele a promesas marchitas
que aún arden en mi pecho como brasas antiguas.
Llevo en las manos una flor que nadie ve,
roja como el recuerdo que no muere,
frágil como el instante en que te amé
sin que el mundo lo supiera.
Hay en cada pétalo un juramento roto,
un eco de lo que fuimos,
y sin embargo, la sostengo,
como si el amor fuera inmortal
y la herida, una simple caricia del viento.
He buscado tu nombre en el humo,
lo he escrito mil veces en la niebla,
y cada letra se desvanece,
como lo hiciste tú.
Pero sigo aquí,
en este jardín de lo irremediable,
donde las rosas no se marchitan,
sólo sangran en silencio.
Y aún espero,
porque el amor —el verdadero—
no pide ser correspondido,
sólo sobrevivir a la ausencia.
Explicación del poema:
«El Jardín de lo Irremediable» es una reflexión poética sobre la persistencia del amor no correspondido. La voz lírica transita por la melancolía y la desolación, pero se sostiene en la esperanza vibrante de que, a pesar de la ausencia, el sentimiento permanece vivo. La rosa —símbolo central— representa ese amor que, aunque invisible o ignorado, continúa ardiendo en la memoria. Es un poema sobre aceptar que algunas historias solo existen en el alma, pero que también allí encuentran su eternidad.
Prompt para crear la imagen acorde:
Crea una imagen poética y melancólica de una figura andrógina caminando sola por un jardín oscuro y nebuloso. En sus manos sostiene una rosa roja brillante que parece arder suavemente, iluminando su rostro con una tenue luz carmesí. Alrededor, las sombras de rosas marchitas se desvanecen en la niebla. El cielo es gris profundo, con trazos de luz dorada que sugieren esperanza al horizonte. La expresión de la figura transmite melancolía y fuerza contenida, mientras el viento arrastra pétalos por el aire como susurros de un amor perdido.