El Universo en tus Manos

Un gesto tuyo, un susurro,
y el mundo se pliega sobre sí mismo,
como si la brisa supiera nuestro nombre,
como si el tiempo se inclinara a nuestro paso.

No es el estruendo de grandes promesas,
ni el fulgor de palabras solemnes,
sino la dulzura inadvertida,
la caricia que no busca ser vista,
la mirada que habla sin ruido.

Así tejimos este universo,
con hilos de risas y silencios,
con la certeza de dos almas desnudas,
sin máscaras, sin sombras, sin miedos.

Cada instante es un latido eterno,
una llama que arde sin exigir,
un refugio donde hasta la noche
descansa en paz.

Porque el amor no se mide en grandiosidades,
sino en lo que, sin esfuerzo, permanece,
en lo que, sin decirlo, lo dice todo.

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