En la Luz de tu Ausencia

En tus ojos encuentro el alba,
la tenue luz que no sabe de sombras,
y aunque la noche me arrastra hacia su abismo,
mi alma se alza, aún por ti.

Mis manos, temblorosas como hojas secas,
buscan en el vacío tu abrazo eterno,
mientras el viento susurra promesas
que no sé si son tuyas o de los cielos.

En cada paso que doy, en cada mirada
se deshace el dolor, se olvida la guerra
que dentro de mí nunca terminó,
y el eco de tu nombre se convierte en refugio.

Tu risa, como un río de plata,
quiebra la niebla que cubre mi pecho
y, por un instante, todo se detiene:
el mundo no gira, solo existimos tú y yo.

¿Es este amor o solo una ilusión
que me arrastra hacia un cielo sin regreso?
Quizá. Pero en tu luz quiero perderme,
porque en ella, por fin, encuentro mi paz.

Y aunque la desolación me toque de nuevo,
y el suspiro de la melancolía me invada,
mi corazón, en su rincón secreto,
sabe que aún hay esperanza.

Porque mientras te amo, el tiempo es un eco
y el universo, en su vasta inmensidad,
se reduce a esta verdad:
contigo, todo cobra sentido.

Deja una respuesta