El tiempo se desvanece cuando pienso en ti,
y la distancia, amor, es solo un susurro distante.
Pues en cada latido compartido, en cada pensamiento,
sé que tú y yo hemos encontrado un mismo hogar.
Nuestros corazones laten en un solo compás,
una melodía eterna que atraviesa el silencio.
No hay barrera que rompa este lazo,
ni espacio que pueda apagar esta llama.
Eres mi tiempo suspendido, mi aquí y mi ahora,
y en la cadencia de tus palabras, encuentro mi paz.
Es como si nuestras almas hubieran estado esperando
para encontrarse y hablar en una misma voz.
Cada pensamiento tuyo se convierte en mío,
como el reflejo que el río devuelve al cielo,
y así juntos compartimos esta visión,
este rincón secreto donde tú y yo somos uno.
Así, amor mío, sigamos por este sendero sin fin,
donde el tiempo y la distancia son meras ilusiones,
donde solo importa el pulso compartido de nuestras almas
y el saber que en ti, al fin, he encontrado mi hogar.