Incendio en la Sangre

No hay distancia en la piel,
solo el abismo breve entre el deseo y la entrega.
Te encuentro en el aire que enmudece antes de un roce,
en el vértigo del instante donde todo arde
y aún no hay cenizas.

Eres la sombra de mis manos antes de tocarte,
la súplica muda que mi boca deja en tu piel,
el incendio que no pide permiso,
solo crece,
se expande,
consumiéndonos sin quemarnos del todo.

No hay prisa en el fuego
cuando se enciende en la mirada,
cuando es la espera lo que lo aviva,
cuando el cuerpo es un mapa de hambre
y cada latido, una ruta hacia el desastre.

Te nombro en la penumbra,
en el temblor de los labios antes del beso,
en el eco de mi aliento dibujando senderos
que solo tus manos pueden borrar.

El amor no es solo caricia,
es naufragio en un mar de deseo,
es la boca pronunciando plegarias en la piel,
es perderse para encontrarse
en la frontera sin regreso del otro.

Y cuando el mundo se vuelva bruma,
cuando solo queden cuerpos y latidos,
susurraré tu nombre entre jadeos
y en ese instante infinito
seremos solo luz,
solo llama,
solo vida desbordándose.

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