Enséñame el arte de los dedos quietos,
esa danza estática donde la piel
aprende a recordar sin contacto.
Quiero dominar el lenguaje
de las miradas vestidas,
ese código secreto que viaja
por los pliegues de la tela
y se posa como polen
en los lugares exactos.
Instruye mis labios
en el alfabeto del aire:
cómo dibujar tu nombre
con el vapor del aliento
sobre ventanas frías.
Hazme arquero de silencios,
que mis oídos lancen flechas
hacia el centro de tus palabras
antes de que nazcan.
Y cuando la distancia
nos vista de invierno,
muéstrame cómo sembrar
jardines bajo la ropa,
donde tus flores favoritas
crezcan en los huecos
que deja mi cuerpo
al moverse sin ti.
Explicación:
Este poema explora el amor a través de la ausencia física, transformando la limitación en un nuevo lenguaje de intimidad. Utiliza imágenes botánicas («polen», «jardines»), táctiles («pliegues de la tela») y climáticas («invierno») para expresar cómo el amor puede florecer en los espacios entre lo tangible. El tono equilibra anhelo («vapor del aliento») con aprendizaje activo («hazme arquero»), sugiriendo que la conexión persiste más allá del contacto.
Prompt para imagen:
«Dos figuras translúcidas de espaldas, vestidas con ropa común pero con jardines floreciendo bajo sus prendas (visible en sección transparente). Entre ellas, hilos de luz conectan puntos estratégicos: orejas, yemas de los dedos, labios. Fondo invernal con ventanas empañadas donde se dibujan símbolos amorosos. Estilo: ilustración digital con técnica mixta (acuarela para los jardines, líneas vectoriales para los hilos), paleta de azules pálidos y grises con explosiones de color en las flores internas.»