La alquimia de nosotros

Hay algo en el aire cuando estamos cerca,
un susurro eléctrico que no se ve
pero se siente, como una tormenta
a punto de estallar en flores y fuego.
Somos más que materia, más que piel;
somos el cruce invisible de fuerzas
que no obedecen a leyes ni razones.

Tu risa, un destello que disuelve mi duda;
tu mirada, un amanecer suspendido
en el borde exacto del infinito.
Cuando estoy contigo, el mundo cambia de forma,
los colores se mezclan en un caos perfecto
y el tiempo deja de ser un tirano
para convertirse en nuestro cómplice.

¿Quién podría explicar esta alquimia?
Eres el elemento que faltaba en mi ser,
la chispa que enciende
lo que creí que estaba dormido.
Eres la fusión de lo desconocido,
la ecuación que no necesita solución,
porque basta con sentirla,
basta con vivirla.

Y aunque el universo sea vasto y extraño,
aunque las estrellas nos miren en silencio,
sé que entre nosotros
se forma algo que trasciende la lógica,
algo que arde sin consumirnos,
que brilla incluso en la penumbra
de nuestras heridas.

Así te amo: como quien descubre
un milagro escondido en lo cotidiano,
como quien mezcla su alma con la tuya
y crea un mundo
donde la melancolía y la esperanza
bailan al mismo ritmo.

No somos ciencia, ni magia, ni azar;
somos la química que une dos vidas
en un solo latido,
en un solo destello
que nunca deja de brillar.

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