
En tu sonrisa se esconden los amaneceres,
las primaveras que aún no he vivido,
las raíces de un árbol que aún no ha crecido,
pero que ya sueña con tocar el cielo.
Es más que un gesto:
es un mapa secreto que guía mi alma
hacia todo lo que puedo ser contigo.
Cuando te miro, veo futuros que aún no existen,
pequeñas vidas danzando entre nuestras sombras,
reflejos de tus ojos en los míos,
risas que llenan el aire
como campanas anunciando la eternidad.
Tu sonrisa es la semilla del mañana,
el faro que imagino iluminando
cada rincón de un hogar que aún no hemos construido.
Y, sin embargo, hay algo de melancolía en este sueño,
algo que tiembla en el borde del deseo:
la fragilidad del tiempo,
el miedo de no llegar a ser todo lo que imagino.
Porque amarte es también temer perderte,
es sostener el peso inmenso
de lo que podríamos crear juntos.
Pero en esa misma fragilidad
reside la esperanza,
el fuego constante que me impulsa
a soñar, a creer, a luchar.
En tu sonrisa encuentro
la promesa de un amor que trasciende,
un amor que no solo llena el presente,
sino que siembra el futuro
con cada latido compartido.
Así, te amo en todas tus formas:
como amante, como confidente,
y como el reflejo de un mañana
que lleva en su esencia tu luz,
tu risa, tu alma.
Quiero que el mundo vea en ellos
la herencia más bella:
tu sonrisa, eterna, infinita.