Sí, por Siempre

Te miro,
y el tiempo se desvanece entre nuestras manos.
No hay antes ni después,
solo este instante suspendido
donde el amor nos pronuncia en voz alta.

Hemos sido camino y destino,
sombra y luz en la misma piel,
susurros tejidos en madrugadas
y risas que desafían al viento.

Hoy nos entregamos sin miedo,
con la certeza de quien ha amado
en todas las estaciones del alma,
con la promesa escrita en la sangre
de que nunca seremos mitad.

Sí.
Sí al fuego que nunca se apaga,
a la ternura que reconstruye los días,
a las manos que encuentran su hogar
una y otra vez, sin dudar.

Sí, por siempre.

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