
En la marea inmóvil de la noche,
flotan nuestros nombres en la brisa,
susurros de un tiempo sin bordes
dibujando constelaciones en la piel.
Nos hallamos en la sombra plateada,
donde la luna es un espejo sin dueño,
y el deseo se desliza entre los astros
como un río secreto, sin cauce, sin fin.
Eres un faro en mis mareas errantes,
la órbita donde mi sangre gravita,
el instante en que el silencio calla
y solo queda el pulso de tu voz.
Nos bebemos como luz y océano,
como hambre y fuego en la penumbra,
dejando huellas invisibles en el aire,
un viaje sin regreso hacia el alba.
Y cuando el mundo retome su prisa,
cuando la noche se funda en el día,
seremos sombra en el filo del viento,
pero nunca olvido,
nunca distancia.
Explicación del poema:
«Luz en la Deriva» toma inspiración de la atmósfera etérea y simbólica del poema original, explorando el amor como un viaje astral y oceánico, donde dos almas se encuentran más allá del tiempo. Se juega con la imagen de la luna como testigo y guía, mientras los amantes transitan entre lo tangible y lo efímero. La melancolía y la esperanza coexisten en un equilibrio delicado, dejando la sensación de un amor que trasciende la fugacidad de la noche.
Prompt para la imagen en Copilot:
«Crea una imagen evocadora de dos siluetas flotando en el aire bajo una luna inmensa, rodeados de un cielo estrellado y brumas etéreas. Sus formas parecen entrelazarse con hilos de luz plateada, como si gravitaran en una danza silenciosa. La escena transmite una sensación de amor cósmico y atemporal, con un océano lejano reflejando la luna y el resplandor de las estrellas. La atmósfera es mística y onírica, combinando melancolía y belleza en una imagen etérea.»