Renacer en tus ojos

Si tan solo supiéramos
el poder que esconden los nuevos comienzos,
como estrellas titilantes tras nubes de polvo,
jamás temeríamos el filo del abismo
ni el vértigo de caer para volver a ser.

Te observo,
y en tus ojos encuentro el eco de un mundo
que aún no conozco,
pero en el que ya soy.
Tus labios dibujan un alfabeto de auroras
que desmorona los muros de mis inviernos,
y por un instante, el tiempo
parece detener su paso,
como si la eternidad fuese solo
la distancia entre tus manos y las mías.

A veces, el amor
parece un campo quemado,
una desolación que huele a cenizas,
pero bajo esa tierra muerta,
las semillas esperan el regreso del sol.
Y tú, amor mío, eres ese sol:
una promesa de días aún no vividos,
de risas que aún no hemos inventado.

Melancolía y esperanza danzan en la penumbra,
como si una no pudiera existir sin la otra,
como si el vacío del ayer
fuese necesario para abrazar
la plenitud del ahora.

Así que mírame,
y deja que en tus pupilas
renazca el hombre que fui y que seré.
Porque si empezamos de nuevo,
tantas veces como el viento borra huellas en la arena,
descubriremos que cada fin
es solo el prólogo de un nuevo poema,
escrito con las estrellas
que tejimos juntos en este cielo.

Deja una respuesta