
Si supieras cómo el viento pronuncia tu nombre
en cada esquina donde mi sombra se detiene,
cómo las horas se desploman en mi pecho
cuando la ausencia dibuja su eterna silueta.
Si supieras que cada latido mío
es un eco buscando su origen,
que mis manos vacías aún sostienen
la forma invisible de tu risa.
Las estrellas, insomnes,
me han visto caminar la noche
como quien busca un faro
en un mar de despedidas.
Y si me preguntas si aún te extraño,
no mires mis palabras,
no busques en mi voz la respuesta.
Mira cómo el tiempo,
en su cruel indiferencia,
todavía se detiene
cuando pienso en ti.