Los días que te pertenecen

Ayer fuiste un susurro en mi mente,
un anhelo tan fugaz como un rayo de luz
perdido entre las sombras de la duda.
Te buscaba sin saberlo,
como quien sigue la brisa sin preguntar de dónde viene,
y en esa búsqueda hallé
el eco de algo que ya comenzaba a ser amor.

Hoy eres el latido constante
que me recuerda que estoy vivo,
el pulso que resuena
en cada rincón de mi ser.
Te miro y el mundo se pliega,
pequeño e irrelevante,
frente a la inmensidad de lo que somos.
Hoy no hay preguntas ni vacíos,
solo la certeza de que contigo
el amor es más que una palabra.

Mañana serás la raíz de mi tiempo,
el hilo que une mis días,
el aliento que llena los silencios
cuando todo parece detenerse.
Te llevaré conmigo a cada rincón del futuro,
como si el amanecer estuviera hecho de tu risa
y el atardecer respirara tu nombre.

Los días se rinden ante ti.
Eres pasado, presente y promesa,
un ciclo eterno que no se rompe.
Y si algún día el tiempo nos roba las horas,
que quede este poema como testigo
de que en ti encontré
todos los días de mi vida.

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