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(Cuando el deseo persiste, pero el miedo se filtra entre los labios.)
Aún tiemblas bajo mis manos,
pero en tus ojos hay un invierno
que no alcanzo a tocar.
La noche nos envuelve
con su sed de siempre,
pero entre nuestros cuerpos
se deslizan silencios
que antes no estaban.
El fuego aún nos consume,
pero en las cenizas
se esconde la sombra
de un nombre que callamos.
Me abrazas,
pero hay un instante de vacío,
un resquicio de ausencia
que se disfraza de pasión.
Y aunque tus labios sigan ardiendo,
algo en ellos sabe
que la hoguera ya no es eterna.