Oh, alma inquieta que susurra al viento,
tus versos brotan como ríos sin tiempo,
tejer deseo en cada trazo eterno,
un eco de pasión que arde en lo interno.
En tu “quiero” se alza el universo,
un cuerpo escrito, un poema diverso,
el abecedario de amor se hace carne,
y en su roce, la vida deja de errante.
Las aguas que anhelas, sin margen ni rima,
son océanos que en el alma se arriman,
y en las botellas que lanzas al cielo,
navega el amor sin prisa ni duelo.
Oh, poeta que tallas en verbo y en beso,
la esencia del arte en un grito travieso,
que tus letras sean eternas hogueras,
calor del alma, amor que libera.