Te quiero, porque sí

Te quiero, sin porqués ni explicaciones,
no me pidas razones, no las hay.
Es un querer simple,
como el susurro del viento en la noche fría,
que no necesita nombre ni forma.
Tal vez fue al mirarte,
cuando tus ojos tocaron los míos,
o en el instante exacto
en que tu voz se quedó flotando,
como una melodía olvidada
en el eco de mis pensamientos.

O tal vez fue en tus palabras,
esas que se posaron en mi alma,
como huellas suaves sobre la arena.
Te quiero porque me atraviesas sin querer,
porque me llenas en cada respiro,
porque aunque no te tenga cerca,
te siento aquí,
en cada rincón de mi ser.

Es un querer tan antiguo,
como los sueños que habitan en la sombra,
como las estrellas que aún brillan,
aunque estén lejanas,
aunque me duelan.
Te quiero porque te esperé en silencio,
porque te soñé entre días vacíos,
porque aún sin tenerte,
te llevo dentro.

Y cada día, alimentas
la llama suave de este amor,
que se enciende y se apaga,
pero nunca se extingue.
Te quiero, porque sí.

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